Sin lugar a dudas las flores son esenciales para la vida, su proceso de polinización a través de los insectos hace que la naturaleza se siga produciendo y reproduciendo para satisfacción de quienes habitamos la tierra. Pero del mundo productivo de las flores no vamos a hablar hoy día, quiero contarles de los efectos más emocionales que tienen para mí las flores.
Es difícil decir en qué parte de nuestro desarrollo vital no están presentes las flores. Están casi siempre cuando nacemos, cuando cumplimos años, cuando damos la primera comunión, cuando nos casamos, cuando alguien nos quiere decir algo bonito a través de ellas, cuando nos las auto regalamos para mimarnos, y también, como no, cuando nos morimos. Las flores están allí porque en realidad son una buena compañía. Están para expresar diferentes simbolismos y significados, que sin lugar a dudas, nos llenan a veces de alegría, esperanza, otras de calma, paz y resignación.
¿A ti no te ha ocurrido que en uno de esos días grises —no solo porque hace frio, o es invierno, sino porque tu corazón está pasando por algún revés— que al ver una rosa amarilla, que se abre paso entre los verdes de una calle, te sorprende con tan esplendoroso color y hermosura?, y te hace pensar que siempre podemos descubrir un poco de luz en medio de lo bruma o la tristeza.
Cada vez hay más estudios científicos que justamente nos hablan de la relación que hay entre las flores y el bienestar de las personas. Un estudio realizado hace poco afirma lo siguiente:
«Durante la pandemia de la COVID-19 la gente se siente más atraída hacia ellas [ las flores ] que nunca. Las búsquedas de Google de “envíos de flores” se duplicaron de marzo de 2019 a marzo de 2020, y según Pinterest las búsquedas de “cajas de flores” aumentaron un 408% de un año a otro. Las flores no son esenciales, pero sí conmovedoras: mientras la sociedad se tambalea a nuestro alrededor nos sumimos en la búsqueda de las alegrías más pequeñas. Unas flores hermosas (con su color, olor y simetría) nos proporcionan el breve consuelo que tan desesperadamente buscamos».
Jeannette Haviland-Jones, Departamento de Psicología, Rutgers-The State University of New Jersey.
Te dejo aquí el enlace por si quieres leer este interesante estudio.
Yo aún tengo en mi memoria las flores que llevé el día de mi boda, era bouquet (aunque no era pequeño) llevaba solo dos Ginger rosas y muchas margarita, todas rodeado de helechos con chispas de paniculata. Se me han borrado muchas imágenes de ese día, pero el de las flores lo mantengo intacto. Las flores son eso, bellos recuerdos que nos alegran el alma.
Y por supuesto, las flores son una linda forma de expresar amor, “como cada 9 de noviembre le enviaba un ramito de violeta”, dice Serrat en una de sus canciones. Las flores llenan nos llenan de ilusión y amor, seguro hay una lista infinita de historias de amor que se han construido a partir de darlas y recibirlas.
En definitiva las flores nos evoca el amor, el recuerdo, la ilusión, la esperanza, la alegría, la calma. En resumen: son para mí, hebras de felicidad que hacen más bonita la vida.